El Dr. Sam Dubria era una estrella joven en ascenso
en el Lyons Veterans Administratión Hospital de Basking Ridge, New Jersey.
El despreocupado doctor de veintiocho años era
respetado tanto por sus pacientes como por el personal. Hasta donde podía
recordar deseaba ser solo un médico.
Mientras otros médicos jóvenes disfrutaban de la
vida practicando deportes y saliendo con chicas. Sam se dedicaba exclusivamente
a sus estudios.
Cuando conoció a Jenifer Klapper, de veinte años,
todo cambio. Sam quedó prendado. Desafortunadamente Jennifer no estaba
enamorada del joven médico aunque lo respetaba y valoraba su comportamiento de
caballero. Por primera vez en su vida, Sam hizo un gran esfuerzo para
congraciarse con un miembro del sexo opuesto. Hasta cierto punto tuvo éxito.
Durante algunos meses Sam mantuvo contacto con
Jennifer. Estaba perfectamente claro que ella tenía un novio y no tenía ningún
interés romántico en el médico. A pesar de este desaire, que hubiera hecho
perder las esperanzas a un candidato menos persistente, Sam continúo
persiguiendo a Jennifer hasta que obtuvo lo que pudo denominarse una relación
amistosa platónica. En varias oportunidades ella lo invitaba a su casa donde él
se encontraba con sus padres. Ellos también se sentían auténticamente
impresionados con el Dr. Sam Dubria.
Cuando Jennifer le comentó a sus padres que éste le
había sugerido ir de vacaciones juntos, ellos le dijeron que decidiera por su
cuenta. Los dos irían hacia la costa oeste, visitarían a la familia de Sam en
Los Ángeles y continuarían hacia México. A Jennifer le gustó la idea pero fue
terminante con Sam le dijo que estaba excitada entre la oportunidad de tener
unas lindas vacaciones pero quería la certeza que el sexo no era
definitivamente parte de la agenda. Sam estuvo de acuerdo.
La pareja partió de viaje. Visitaron algunos
atractivos turísticos de Los Ángeles y fueron a la casa de los padres de Sam El
médico fue en todo momento un perfecto caballero y un compañero de viaje
encantador.
Ahora sabemos que él
secretamente deseaba vivamente a Jennifer y no de una manera platónica,
sino en una forma estrictamente sexual. Deseaba poseerla y pretendía que sucediera en algún momento
durante este viaje. El sólo esperaba que el momento oportuno se presentara. Era
un día caluroso y húmedo cuando Sam sugirió que se detuvieran en el All Star
Inn en Carlsbad en su camino hacia la frontera con México. Habría mucho tiempo
para dedicarle a México en la mañana. Sam miró a Jennifer envuelta en sus pantalones
de Strech pegados al cuerpo y la reveladora blusa. Era el momento. El estaba preparado. El cloroformo
estaba en su equipaje.
Nunca sabremos cómo se las arregló para dejar a
Jennifer inconsciente con el cloroformo. Yacía dormida sobre la cama sucia del
dormitorio del hotel mientras Sam la
violaba. Es bastante posible que no intentara matarla, pero sus intenciones le
importaban muy poco a ella, ya que en algún momento durante la orgía su corazón
dejó de latir.
El Dr. Sam Dubria sintió pánico. Intentó permanecer
tranquilo y evitar a toda costa ser detenido. Rápidamente volvió a colocarle
los pantalones a Jennifer antes de marcar el 911 y gritar por el teléfono
“Vengan pronto. MI novia. Creo que está muerta”.
Los paramédicos
llegaron al hotel y encontraron al doctor intentando revivir a la
hermosa y joven mujer que estaba sobre la cama. La llevaron rápidamente hacia
el hospital donde a su llegada fue declarada muerta. Sam estaba agotado.
Aquellos que presenciaron su desesperación sentían pena por el joven que
obviamente había luchado desesperadamente para salvar a su compañera y había
perdido la batalla.
Nadie sospechó el juego sucio. No había marcas sobre
el cuerpo. El primer indicio se produjo cuando un médico que estaba preparando
el cuerpo de Jennifer para la autopsia notó que sus pantalones ajustados habían
sido puestos al revés. Mencionó el extraño hecho a su superior.
El Dr. Sam regresó a New Jersey, sus colegas se
compadecieron de él. Todo el asunto fue una experiencia traumática, pero la
vida continua. En pocas semanas era nuevamente el hombre seguro de si mismo.
En california, la Dra. Leone Jariwala, que había
llevado a cabo la autopsia, estaba sorprendida. El corazón, el cerebro, los
pulmones y otros órganos de Jennifer Klapper estaban perfectamente bien en el
momento de producirse la muerte. La Dra. Jariwala no podía creer que una
saludable mujer de veinte años pudiera desplomarse y morir en la habitación de
un hotel con un médico presente sin causa de muerte visible. Meticulosamente
controló y volvió a sometidas y minuciosas y complicadas pruebas toxicológicas.
Pasaron dos meses pero, finalmente, la insistencia
de la Dra., Jariwala se vio justificada, Las pruebas indicaron que Jennifer
sido asesinada con cloroformo. No importaba si había tomado tato tiempo llegar
a la verdad. Las autoridades de California nunca antes se habían encontrado con
un caso donde el cloroformo fuera usado como arma mortal.
Los detectives volaron hacia New Jersey donde
arrestaron a Sam El médico se sentía tan seguro que rechazó la extradición y
acompañó a los policías de regreso a California. Una vez allí inventó una
historia bastante ridícula.
Les dijo a los detectives que él y Jenifer habían
manejado detrás de unos camiones que transportaban sustancias químicas. Las
emanaciones lo habían mareado y sin ninguna duda fueron fatales para Jennifer. Nadie creyó esto. Cuando se le
informó que había evidencia que la
participación de Jennifer en el acto sexual había tenido lugar inmediatamente
antes o en el momento de la muerte, él rápidamente respondió que la relación
había sido de acuerdo. Conociendo que Jennifer estaba comprometida antes de
viajar, nadie creía esto tampoco.
En febrero de 1993, el Dr. Sam fue sometido a juicio
por el asesinato de Jennifer. La historia absurda de cómo Jennifer se había
puesto en contacto con el cloroformo fue desestimada por la corte. Los fiscales probaron que ella había sido drogada con una
dosis fatal de cloroformo. El acusado era la única persona junto a ella en
aquel momento y era el único que pudo haberlo administrado. Al resumir, el juez
a cargo consideró la primera evidencia de que había tenido lugar juego sucio.
“No cuesta mucho imaginar. Cuando se sacan los pantalones estos salen al revés,
y el acto sexual se lleva a cabo. Cuando se vuelven a poner los pantalones de prisa,
se ponen al revés.
El Dr. Sam Dubria fue acusado de asesinar, violar y
administrar anestésicos durante la ejecución de un delito. Fue condenado a
cadena perpetua, sentencia que está
cumpliendo.
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